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¿Agotado? ¿Miedos? ¿Agorafobia? ¿Adicto al trabajo?

 ¿Ansiedad?

Psicólogo - Ansiedad - Agorafobia - Terapia de Pareja

 

   Nuestro equipo de psicólogos, a lo largo de los últimos diez años, se ha especializado en el tratamiento de adultos, profesionales de ambos sexos y sus trastornos asociados (ansiedad, estrés, problemas de pareja etc...) así como el tratamiento de otras patologías como la agorafobia, los trastornos obsesivos compulsivos etc.

 

Tal vez usted esté cada vez más  paralizado. 

 

 

     El terapeuta tiene medios eficaces para enfrentar los problemas originados en el pasado o en la forma de vivir actual.

 

      Se han dado importantes avances en los tratamientos por medio de la identificación y modificación de problemas que tienen un gran impacto en el comportamiento humano en general. Por ejemplo, el manejo de la ansiedad ha permitido solucionar de manera efectiva fobias, obsesiones, y demás trastornos asociados a ella. El control de los pensamientos automáticos o las ideas irracionales han sido otro gran avance de la terapia, para la depresión, para el manejo de la ansiedad, para los trastornos de personalidad, etc.

     

Tanto la ansiedad como los pensamientos se relacionan con el control de la conducta humana. Su control como elemento terapéutico, es parte central de la actual práctica de la psicoterapia.

 

Asistencia psicológica de calidad

Máxima discreción e insuperable trato

 

 

Psicologos Omega

Ginzo de Limia 62
(esquina Fermín Caballero)
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Horario disponible para terapia de 18 a 21 horas

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- Psicólogo ¿ Que es un psicólogo ?

- Manejo del estrés aplicando técnicas corporales y cognitivas

- Entrenamiento, Coach personal

 

- Ansiedad

- Trastornos obsesivo-compulsivos.

- Ansiedad de evaluación (exámenes,

   entrevistas).

- Hipocondria.

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- Adicción al trabajo

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- Agorafobia

-Acompañamiento de Agorafóbicos

 

- Terapia de pareja

-Trastornos del sueño

-Disfunciones sexuales.

 

-Trastornos de personalidad: (de evitación, dependiente, etc.).

-Fobia social.

-Fobias.

-Entrenamiento en habilidades sociales.

etc...

Enlaces - links


Psicólogo ¿Qué es un psicólogo?

     

El psicólogo es un profesional especializado y especialista, un científico del comportamiento y pensamiento humano. Por ello su trabajo se realiza directamente con personas que, generalmente, se encuentran en un momento difícil de su vida o se enfrentan a un problema o preocupación que no saben cómo resolver o como afrontar.

¿Cómo me puede ayudar un psicólogo?

    El psicólogo dispone de herramientas de evaluación, diagnóstico y tratamiento con las que entender los problemas que puede plantear una persona. Ayudar a la persona a entenderse a sí misma, pero el psicólogo no sólo explica una determinada situación o conducta, sino que también enseña a  predecir y modificarla para mejorar la vida de la gente. 

Podríamos compararlo con un entrenador ya que no sólo ayuda en los momentos críticos y decisivos sino que también proporciona recursos y estrategias, que una vez aprendidos podrá utilizar en cualquier situación futura. Así se podrán prevenir posibles problemas, ayudado a sentirse a los pacientes más fuertes en su "día a día".

      El proceso comienza con una evaluación que permite establecer un diagnóstico y tener una comprensión de los factores que influyen en el problema. Con esta información se elabora un plan de tratamiento destinado a ayudar al paciente a provocar el cambio.

      Un psicólogo puede ayudarle en varios aspectos. En principio, de manera individual ayuda al paciente a mejorar su calidad de vida. Para conseguir este objetivo, emplea diversas estrategias, entre ellas, aumentar su motivación para el cambio, desarrollar aquellas conductas y habilidades que pueden resultarle beneficiosas, reducir la frecuencia o eliminar las conductas problemáticas, controlar emociones y pensamientos que resultan desagradables, así como modificar los factores del ambiente que contribuyan a los problemas anteriormente mencionados.

       Además, realiza otro tipo de intervenciones centradas en las relaciones humanas, por ejemplo, terapia sexual, terapia de pareja, terapia, orientación y mediación familiar y terapia interpersonal.

¿Cuándo es útil, cuándo acudir o consultar a un psicólogo?

      La gente que acude a un psicólogo no tiene por que tener una enfermedad grave, ni estar como se dice “loco”, basta ser como la mayoría de la gente, gente que vive normalmente, pero que tiene problemas y/o preocupaciones, ya sean estos de relaciones personales, pérdidas, ansiedad, o miedos, por ejemplo

      Los psicólogos han estudiado todos estos aspectos y han encontrado implicaciones y soluciones prácticas para ellos.

      Pero existe un criterio claro que nos dice cuando es más necesaria la asistencia psicológica, y ese criterio es cuando la persona siente un malestar psicológico que interfiere en su funcionamiento, social, laboral, emocional, etc.

     Podemos tener en cuenta una serie de criterios que nos permitan tomar la decisión de si conviene o no dar ese paso:

  • Averiguar si el comportamiento es normal, o sea, si entra dentro de lo esperable en función del desarrollo evolutivo (edad y etapa de la vida) o viene explicado por la situación concreta que se está viviendo.
  • Controlar el tiempo y la frecuencia. Conductas que realizamos la mayoría de las personas (p.ej. llorar, salir, ...) comienzan a ser preocupantes cuando se prolongan en exceso o se repiten con demasiada frecuencia. Por el contrario, puede ocurrir que conductas positivas (ayudar, relacionarse, ...) no se den con la suficiente frecuencia o duración.
  • Analizar el malestar que provoca a la persona padecer ese problema o el grado de interferencia con su vida normal, o bien, las molestias que ocasiona a las personas que le rodean.
  • Considerar si el problema puede estar limitando las posibilidades de autorrealización y la posibilidad de tener una vida más plena.

       En todo caso, ante la duda, cuando no sabemos si realmente existe un problema o no, lo mejor es dirigirse a un profesional.

¿Cuándo ir al Psicólogo Clínico?

       A pesar de que en la actualidad es muy habitual ir a la consulta de un Psicólogo, todavía existe un importante número de personas que no saben para qué se va o que no conocen lo que en ella se hace; también hay quien no está seguro de cuándo o por qué razones habría que ir. Tal vez estas y algunas confusiones semejantes llevan a muchas personas a no beneficiarse de unas técnicas y métodos que le harían recuperar o aumentar su bienestar físico, psíquico y social, es decir, su salud.

Si usted tiene:

  • Sentimientos de tristeza, vacío, depresión.
  • Frecuentes ganas de llorar, con sentimientos de desesperanza y desánimo.
  • Pérdida de interés o de capacidad para el placer y para disfrutarlo.
  • Sentimientos de menosprecio y de incapacidad para desempeñar un papel útil en la vida.
  • Sensaciones de cansancio, apatía.
  • Frecuentes dolores de cabeza sin razón aparente.
  • Problemas de sueño.
  • Sensaciones de ahogo, mareo, irritabilidad, sudor excesivo, náuseas o molestias abdominales, temblores, etc.
  • Sentimientos de nerviosismo, tensión, aburrimiento, inseguridad.
  • Pérdida de la claridad de pensamiento, de la concentración o de la memoria.
  • Dificultad para tomar decisiones o para realizar adecuadamente su trabajo.
  • Miedo a morir, a perder el control o volverse loco.
  • Interferencias o ideas extrañas en su pensamiento.
  • Dificultades familiares o de pareja. Problemas de relación con los hijos.
Si usted sufre alguno o algunos de los síntomas descritos, probablemente le convendría visitar a un psicólogo.

 

    

Suelen utilizarse habitualmente los términos psicólogo y psiquiatra como si fueran sinónimos, lo cual es fuente de frecuentes errores de comprensión. A grandes rasgos, un psicólogo es un profesional de la salud especializado en trastornos del funcionamiento psicológico que no parecen causados por alteraciones en la estructura del sistema nervioso. Un psiquiatra, en cambio, es un médico especializado en aquellos fallos de la estructura del sistema nervioso que provocan alteraciones en el funcionamiento psicológico. No obstante, en este último caso, el psicólogo puede desarrollar una actividad complementaria a la intervención psiquiátrica, pues mientras el psiquiatra trata las alteraciones orgánicas del sistema nervioso, el psicólogo puede aliviar los trastornos psicológicos derivados de dichas alteraciones.

 


Ansiedad

  

La ansiedad es un fenómeno humano universal, es decir, que se da en todas las personas pero su nivel oscila desde una respuesta adaptativa a un trastorno incapacitante.

       En la mayoría de casos no requiere tratamiento alguno, sólo cuando se hace suficientemente intensa como para constituir un problema de salud, desbordar la capacidad adaptativa del sujeto o interferir en la vida diaria debe considerarse el tratamiento.

             En la ansiedad existe una relación particular entre el individuo y el entorno que es evaluado por éste como amenazante o desborda sus recursos y pone en peligro su bienestar. Los procesos críticos de la relación medio-individuo son la evaluación cognitiva y el afrontamiento.

      Si en algo están de acuerdo la práctica totalidad de los psicólogos es en vincular la ansiedad al concepto de amenaza, hasta el punto de que ésta se considera su elemento crítico definitorio más significativo.

 

  

 

La evaluación cognitiva sería un proceso evaluativo que determina por qué y hasta qué punto una relación determinada o una serie de relaciones entre el individuo y el entorno es estresante o amenazante.

     El afrontamiento sería el proceso a través del cual el individuo maneja las demandas de la relación individuo-ambiente que evalúa como estresante y las emociones que ello genera.

      Para entender el concepto de amenaza en términos relacionales individuo-medio hay que preguntarse qué, por qué, cómo, algo es considerado así, es decir, por qué la amenaza es tal, qué amenaza la amenaza.

La ansiedad tiene que ver con el estar, o mejor sentirse en riesgo. Cuando un daño, amenaza o pérdida se consuma afecta más bien al estado de ánimo. La ansiedad que pueda persistir se relaciona con otras áreas en peligro, algunas de ellas como consecuencia de la consumación de la primera.

      Normalmente, la función de la ansiedad sería movilizar, activar, al individuo frente a situaciones consideradas amenazantes de forma que pueda neutralizarlas, abordarlas o asumirlas satisfactoriamente. En algunos casos, en función de la estrategia defensiva, puede actuar no como promotor de la acción sino como inhibidor.

 

           

  • Amenaza: Se refiere a aquellos daños o pérdidas que todavía no han aparecido pero que se prevén y evalúan como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo.
  • Anticipación: Se refiere a un proceso cognitivo de evaluación sobre un acontecimiento que todavía no ha ocurrido, respecto del cual, el individuo calcula posibles riesgos, cómo se producirán o no, y cómo podrían prevenirse o afrontarse.
  • Activación biológica: Sobre-activación y sobre-estimulación interna del organismo frente a una situación considerada amenazante.
  • Afrontamiento: Aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales que se desarrollan para manejar las demandas específicas internas o externas que son evaluadas como amenazantes, excedentes o desbordantes de los recursos del sujeto.
  • Resultados: Son las consecuencias adaptativas o no del afrontamiento, frente a la situación amenazante y que tiene repercusiones en estado-proceso afectivo, efectivo y fisiológico del organismo.

     La ansiedad, ya lo hemos dicho, no es asimilable por ninguna de las variables, sino por el conjunto del esquema.

      El afrontamiento no efectivo intensifica la ansiedad. En la medida en que un proyecto o logro se degrada, y la activación fisiológica y psicológica alcanzan límites de trastorno, la ansiedad compromete, obstaculiza o degrada la continuidad de otros planes en principio no problematizados, dando lugar, así, a un proceso de generalización, o reacciones en cadena, que retroalimentan la ansiedad negativamente, en tanto en cuanto el individuo ve sus recursos progresivamente más desbordados y su bienestar reducido o truncado en malestar.

    

Ataques de pánico

 

Los síntomas más frecuentes de un ataque de pánico son: Transpiración, palpitaciones, dolores en el pecho, mareos o vértigos náusea, o problemas estomacales, sofocos o escalofríos, falta de aire o una sensación de asfixia, hormigueo o entumecimiento estremecimiento o temblores, sensación de irrealidad, terror, sensación de falta de control.

     Quienes padecen de trastornos de pánico experimentan sensaciones de terror que les llegan repentina y repetidamente sin previo aviso. No pueden anticipar cuando les va a ocurrir un ataque y muchas personas pueden manifestar ansiedad intensa entre cada ataque de pánico al preocuparse de cuando y donde les llegará el siguiente. Entre tanto, existe una continua preocupación de que en cualquier momento se va a presentar otro ataque.

     Cuando llega un ataque de pánico, lo más probable es que usted sufra palpitaciones y se sienta sudoroso, débil o mareado. Puede sentir cosquilleo en las manos o sentirlas entumecidas y posiblemente se sienta sofocado o con escalofríos. Puede experimentar dolor en el pecho o sensaciones de ahogo, de irrealidad o tener miedo de que suceda una calamidad o de perder el control. Usted puede, en realidad, creer que está sufriendo un ataque al corazón, que está perdiendo la razón o que está al borde de la muerte. Los ataques pueden ocurrir a cualquier hora aún durante la noche al estar dormido, aunque no esté soñando. Mientras casi todos los ataques duran aproximadamente dos minutos, en ocasiones pueden durar hasta 10 minutos. En casos raros pueden durar una hora o más. Usted puede en realidad creer que está sufriendo un ataque al corazón, que está volviéndose loco o que está al borde de la muerte. Los ataques pueden ocurrir a cualquier hora aún durante la noche al estar dormido, aunque no esté soñando.

Los síntomas más frecuentes de un ataque de pánico son: Transpiración, palpitaciones, dolores en el pecho, mareos o vértigos náusea, o problemas estomacales, sofocos o escalofríos, falta de aire o una sensación de asfixia, hormigueo o entumecimiento estremecimiento o temblores, sensación de irrealidad, terror, sensación de falta de control.

     Quienes padecen de trastornos de pánico experimentan sensaciones de terror que les llegan repentina y repetidamente sin previo aviso. No pueden anticipar cuando les va a ocurrir un ataque y muchas personas pueden manifestar ansiedad intensa entre cada ataque de pánico al preocuparse de cuando y donde les llegará el siguiente. Entre tanto, existe una continua preocupación de que en cualquier momento se va a presentar otro ataque.

     Cuando llega un ataque de pánico, lo más probable es que usted sufra palpitaciones y se sienta sudoroso, débil o mareado. Puede sentir cosquilleo en las manos o sentirlas entumecidas y posiblemente se sienta sofocado o con escalofríos. Puede experimentar dolor en el pecho o sensaciones de ahogo, de irrealidad o tener miedo de que suceda una calamidad o de perder el control. Usted puede, en realidad, creer que está sufriendo un ataque al corazón, que está perdiendo la razón o que está al borde de la muerte. Los ataques pueden ocurrir a cualquier hora aún durante la noche al estar dormido, aunque no esté soñando. Mientras casi todos los ataques duran aproximadamente dos minutos, en ocasiones pueden durar hasta 10 minutos. En casos raros pueden durar una hora o más. Usted puede en realidad creer que está sufriendo un ataque al corazón, que está volviéndose loco o que está al borde de la muerte. Los ataques pueden ocurrir a cualquier hora aún durante la noche al estar dormido, aunque no esté soñando.

   

Al menos un 1.6 por ciento de la población padece trastornos de pánico y es más común en las mujeres que en los hombres. Puede presentarse a cualquier edad, en los niños o en los ancianos, pero casi siempre comienza en los adultos jóvenes. No todos los que sufren ataques de pánico terminan teniendo trastornos de pánico; por ejemplo, muchas personas sufren un ataque y nunca vuelven a tener otro. Sin embargo, para quienes padecen de trastornos de pánico es importante obtener tratamiento adecuado. Un trastorno así, si no se atiende, puede resultar invalidante.

     El trastorno de pánico frecuentemente va acompañado de otros problemas y puede engendrar fobias, relacionadas con lugares o situaciones donde los ataques de pánico han ocurrido. Por ejemplo, si usted experimenta un ataque de pánico mientras usa un ascensor, es posible que llegue a sentir miedo de subir a los ascensores y posiblemente empiece a evitar usarlos.

    

Las vidas de algunas personas han llegado a hacerse muy restringidas porque evitan actividades diarias normales como ir al mercado, manejar un vehículo o, en algunos casos hasta salir de su casa. O bien, pueden llegar a confrontar una situación que les causa miedo siempre y cuando vayan acompañadas de su cónyuge o de otra persona que les merezca confianza. Básicamente, evitan cualquier situación que temen pueda hacerlas sentirse indefensas si ocurre un ataque de pánico. Hablamos entonces de agorafobia. La padecen una tercera parte de las personas que sufren de trastornos de pánico, llegando a tener sus vidas muy restringidas. Sin embargo, un tratamiento oportuno al trastorno de pánico puede frecuentemente detener el progreso hacia la agorafobia.

    Se han hecho estudios que demuestran que ia terapia cognitivo-conductual, ayuda del 70 al 90 por ciento de las personas con trastornos de pánico. Se puede apreciar una significante mejoría entre 8 a 12 semanas después de iniciarse el tratamiento.

     Los medios usados en la terapia cognitivo-conductual enseñan al paciente a ver las situaciones de pánico de manera diferente y enseñan varios modos de reducir la ansiedad, por ejemplo haciendo ejercicios de respiración o acudiendo a técnicas que dan nuevo enfoque a la atención.


Agorafobia

     La agorafobia es un trastorno de ansiedad que puede aparecer o no asociado con ataques de pánico. Se caracteriza por una gran ansiedad que se da en distintas situaciones, en general en sitios públicos, que se acompañan con conductas de evitación que reducen el malestar.

Tratamiento básico

     En un resumen muy escueto, el tratamiento cognitivo conductual de la agorafobia se basa en el entrenamiento de las habilidades necesarias para la posterior autoexposición gradual programada del paciente a las situaciones temidas.

     Cuando existen ataques de pánico asociados hay que realizar primeramente el tratamiento de este trastorno para que la exposición a las situaciones temidas sea adecuada. En ese caso la exposición a estímulos interoceptivos (a las propias sensaciones de miedo) empleando las técnicas corporales es altamente efectivo.

Una de las dificultades que el psicólogo tiene que salvar para poder llevar a cabo el tratamiento es que el planteamiento de la terapia es contrario a lo que aparentemente afirma la lógica. En efecto, mientras que parecería que si sufrimos tenemos que evitar a toda costa el sufrimiento, el tratamiento, afirma que es enfrentándose a lo que se teme, incluidas las propias sensaciones,

   como se consigue superar el problema. Dentro del marco cognitivo conductual, la Terapia de Aceptación y Compromiso establece el marco adecuado para que el paciente comprenda la necesidad de ese enfrentamiento para poder vivir de acuerdo con sus objetivos y valores, que son los que dan sentido a su vida, en lugar de centrar toda su actividad en la evitación de la ansiedad, lo que restringe y limita la vida a cuatro paredes. Disponemos de un servicio de acompañamiento para Agorafóbicos

Resultados y problemas en el tratamiento

El tratamiento cognitivo conductual se ha mostrado eficaz en un porcentaje entre el 65% y el 75% de los pacientes que acaban el tratamiento, aunque a ello hay que añadir una tasa que oscila entre el 10% y el 15% de abandonos o rechazos del tratamiento.

      En el tratamiento se plantean dos tipos de problemas que pueden ser solucionados y que ayudarán a mejorar la eficacia. Por una parte está el miedo al miedo que es inherente a los ataques de pánico, pero que de alguna manera está presente en todas las agorafobias. Por otra parte están los problemas que presentan algunos pacientes para seguir la exposición gradual que se ha pactado, pese a saber y creer que así solucionarán el problema puesto que ya han conseguido algunos avances. Por eso se añaden al tratamiento, cuando es necesario algunas técnicas adicionales.

Técnicas adicionales

       Miedo al miedo: exposición a estímulos interoceptivos.

      Dentro del entrenamiento para la consecución de técnicas de manejo de la ansiedad que permitan la exposición gradual y efectiva se pueden incluir las técnicas corporales que entrenan en el manejo de los estímulos propioceptivos relacionados con la ansiedad.

       Actualmente se considera que el entrenamiento en respiración es una ayuda importante para el paciente en sus duras tareas de exposición. La experiencia clínica indica que el entrenamiento en técnicas corporales, y no solamente en una respiración adecuada, puede jugar un papel importante y efectivo en el tratamiento. De hecho los pacientes agorafóbicos están muy preocupados por los síntomas corporales y en general por todo lo que pueda ocurrir en su cuerpo; están atentos buscando cualquier indicio que pueda señalar un problema que les lleve a la pérdida de control o a la muerte. Cuando mejoran el manejo de su cuerpo y aprenden otra forma de relacionarse con sus estímulos propioceptivos, la aplicación de los pasos necesarios para la exposición a las situaciones temidas se hace más fácil.

       Las técnicas corporales son una ayuda inapreciable en este trabajo puesto que permiten un avance rápido y mejoran las probabilidades de éxito, puesto que permiten asociar la exposición a las sensaciones corporales con técnicas que son intrínsecamente relajantes con lo que se consigue que la misma exposición sea una técnica que permite el manejo de la ansiedad.

Análisis y modificación de los esquemas automáticos subyacentes

        Otro problema que se encuentra en la práctica clínica es el seguimiento de los planes pactados con el paciente, encuentra excusas para no hacerlo, aunque sepan y hayan experimentado que pueden pasar la situación con una ansiedad que será soportable. No son excusas fundadas en impedimentos objetivos, entran en juego razones no siempre explícitas que se disparan de forma automática en el paciente y le impiden avanzar en el tratamiento. Estas razones se pueden interpretar en clave operante como refuerzos o ganancias secundarias que le llevan a mantener el trastorno.

Las relaciones sociales

       Las relaciones sociales de las/os agorafóbicas/os se ven muy afectadas por su problema. Por una parte no salir y no poder ir solos a muchos sitios restringe las posibilidades de poder estar con gente y su vida social se va reduciendo de forma notable. Por otro lado se ven obligados muchas veces a establecer una dependencia tremenda de una persona allegada, porque a gran parte de los sitios no pueden ir sin compañía. Por eso desarrollan habilidades especiales para conseguir compañía y manejar a las personas que los quieren..

       En algunos casos puede ocurrir que se estén manteniendo las relaciones por no perder la compañía. Entonces la trampa es tremenda, pensar solamente en romper la relación la genera una gran ansiedad; pero continuarla la pone igualmente ansiosa.

Origen de la agorafobia

      Quizás debido al citado deterioro de las relaciones de pareja asociado a la agorafobia se ha especulado con la afirmación de que su origen se puede asociar a la aparición de problemas graves en las relaciones de pareja. Sin embargo, los estudios recientes afirman que, si bien el desencadenante del problema puede estar relacionado con un suceso muy estresante, los problemas de pareja no tienen por qué ser precisamente los más frecuentes, aunque si sean relativamente habituales. Por el contrario se ha observado que una buena relación de pareja supone un buen pronóstico en el tratamiento.

       Que el desencadenante esté en un suceso estresante anterior se puede explicar porque al estar sometido a un fuerte estrés las sensaciones se hacen mucho más desagradables y cualquier incremento de la ansiedad puede saltar el umbral de la tolerancia y activar alarmas, porque hasta entonces las sensaciones habían sido soportables. Se dispara entonces una lucha contra el sufrimiento intentando controlar las sensaciones apareciendo conductas de control del cuerpo como hiperventilación, tensión, disociaciones, etc. Como las sensaciones no son controlables, el esfuerzo incrementa la ansiedad de forma muy importante de manera que se puede desencadenar un ataque de pánico. Las conductas sociales de búsqueda de seguridad, dejando de salir y evitando las situaciones en las que pueda tener problemas, el trastorno está en marcha y la agorafobia se incrementa.

      Los sucesos estresantes pueden ser inmediatos, muchas veces, pero otras puede que hayan aparecido incluso muchos meses antes. Se sitúa la persona en un nivel tal de excitación que cualquier pensamiento de posibles problemas puede desencadenar el ataque.

 

Definiciones de ansiedad, pánico, problemas relacionados con la ansiedad

 

Que ha pasado conmigo? Por qué yo?, y Cómo puedo vencer estos problemas relacionados con la ansiedad?

 

La ansiedad y el miedo

 

La ansiedad y el miedo son maneras normales que tenemos para responder hacia peligros percibidos. La ansiedad usualmente empieza con un peligro no muy bien definido, mientras que el miedo usualmente empieza cuando hay una situación que esta muy bien definida. Esta relación entre la ansiedad y el miedo se puede dibujar de esta manera:

 

La ansiedad       peligro no muy bien definido

El miedo            peligro muy bien definido

 

La ansiedad y el miedo nos causan muchos síntomas mentales incómodos, como el sentirse indefenso, la confusión, la aprehensión, la preocupación y los pensamientos negativos repetitivos. El miedo y la ansiedad también pueden causar síntomas desde simples tensiones musculares hasta un corazón latiendo fuertemente. Los síntomas posibles están anotados en la descripción de ataques de pánico.

 

Ataques de pánico

 

Un ataque de pánico es un estado de miedo intenso que ocurre por ninguna aparente razón, y esta caracterizado por los siguientes síntomas

  • Las sensaciones de ahogo.
  • El vértigo y los temblores incontrolados.
  • Las palpitaciones o el ritmo cardiaco acelerado.
  • Los temblores incontrolados.
  • La sensación de hormigueo en los labios y en los dedos de las manos y pies.
  • Sentir mucho calor o mucho frío de repente.
  • Dolor o incomodidad en el pecho.
  • El temor a estar seriamente enfermo o incluso a morir.
  • El miedo a cometer acciones descontroladas o a enloquecer.
  • La transpiración.
  • Insuficiencia respiratoria.
  • Nausea o problemas estomacales.
  • Sensación de irrealidad (despersonalización o pérdida de la noción de la realidad).

Los ataques del pánico pueden empezar gradualmente sobre un periodo de varios minutos o horas, o pueden sorprenderlo repentinamente. La mayoría de los ataques no duran mas de media hora. Cuando uno siente ansiedad o pánico en cualquier lugar se le llama ansiedad espontánea o pánico espontáneo, dependiendo de la intensidad. Si la ansiedad o el pánico ocurre solamente en situaciones especificas, se le llama ansiedad fóbica o situacional. Si la ansiedad o el pánico empiezan solamente por pensar en una situación particular, se le llama ansiedad anticipatoria o pánico anticipatorio.

 

El primer paso para vencer cualquier problema relacionado con la ansiedad es asegurarse que no halla un problema medico. Un examen medico puede solucionar esta duda. Hay varias condiciones medicas que pueden causar problemas que tienen los mismos síntomas relacionados con la ansiedad; estas incluyen: problemas cardiovasculares, asma, crispamiento espasmódico, diabetes, hipotiroidismo, y problemas con el oído interno. Medicaciones como estimulantes, complementos para el tiroides, medicamentos para el catarro, tranquilizadores, píldoras para dormir, ciertas pastillas para controlar la presión, esteroides, y, irónicamente, los antidepresivos pueden causar síntomas de ansiedad. A veces, los síntomas de la ansiedad son causados por el uso de medicamentos o por dejar de tomar los mismos. Finalmente, el uso legal o ilegal de las drogas "legales", como la cafeína, el alcohol, y la marihuana también pueden causar síntomas de ansiedad.

 

Relacionados con la ansiedad

 

La persona que sufre con problemas relacionados con la ansiedad a veces cree que es la única que tiene este problema. Esto es totalmente falso. El National Institute of Mental Health (NIMH) piensa que las diferentes condiciones de ansiedad que hay son los problemas mas comunes en los Estados Unidos. Durante cualquier periodo de seis meses, aproximadamente 9% o 16 millones de personas en los Estados Unidos sufren de uno de los problemas relacionados con la ansiedad. Durante el curso de sus vidas, problemas relacionados con la ansiedad van a afectar aproximadamente al 14.6% o 26 millones de personas. Dos estudios encontraron que de los que fueron preguntados, un tercio sufrieron como mínimo un ataque de pánico en el ultimo año. Mientras que no todos tuvieron los problemas descritos abajo, esta claro que los problemas relacionados a la ansiedad son muy comunes.

 

 

Tensión motriz

 

  • Estremecimiento, crispamiento espasmódico o sensación de agitación.
  • Tensión, dolores o molestias musculares.
  • Desasosiego.
  • Fatiga fácil.

 

Hiperactividad autonómica

 

  • Respiración dificultosa o sensaciones de ahogo.
  • Palpitaciones o latido acelerado del corazón (taquicardia).
  • Transpiración o frío, manos húmedas y frías.
  • Boca seca.
  • Vértigo o mareo.
  • Náusea, diarrea u otro trastorno abdominal.
  • Acaloramiento (accesos de calor) o escalofríos.
  • Orinar con frecuencia.
  • Dificultades para trabajar o "nudo en la garganta".

 

Vigilancia y exploración

 

  • Sensación de agitación o impaciencia.
  • Respuesta de alarma exagerada.
  • Dificultad para concentrase o "mente en blanco" debida a la ansiedad.
  • Dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido.
  • Irritabilidad.

 

Trastorno de pánico

 

La característica clave del trastorno de pánico es la presencia de ataques de pánico inesperados que se produzcan sin que exista ninguna razón aparente. No se halla presente ninguna amenaza externa razonable. Las personas con trastorno de pánico no evitan los lugares o situaciones asociados con la ansiedad o el pánico. Algunas personas con trastorno de pánico nunca desarrollan comportamientos de evitación. Lamentablemente, sin un tratamiento efectivo, la mayoría encuentra que finalmente comienza a asociar varias actividades o situaciones con los ataques de pánico y empieza a evitar esas actividades o situaciones. Cuando sucede esto, entonces tienen trastorno de pánico con agorafobia.

 

Trastorno de pánico con agorafobia

 

Las personas con trastorno de pánico a menudo desarrollan agorafobia, que es la tendencia a evitar lugares o situaciones donde la huída podría resultar difícil o vergonzosa, o donde no podrían obtener ayuda en caso de un ataque de pánico. Aunque los tipos de lugares o situaciones evitadas varían muchísimo de una a otra persona y a veces incluso de un momento a otro, en general se constata la presencia de una pauta definida. Una persona en este estado puede necesitar un compañero, llamado persona de apoyo, cuando se aleje de su casa o se dirija a zonas nuevas o alarmantes. La persona de apoyo asegura la disponibilidad de ayuda.

 

La evitación agorafóbica puede oscilar desde benigna a seria. Las tendencias agorafóbicas también pueden aparecer y desaparecer. Las situaciones comunes que podrían evitarse incluyen estar fuera de casa solo, viajar más allá de una distancia "segura" de la casa, hallarse en medio de una muchedumbre o hacer cola, estar sobre un puente, utilizar un ascensor, viajar en trasporte público,  o ir al teatro o a un restaurante.

 

Fobia social

 

La fobia social se caracteriza por el miedo a sufrir vergüenza o humillación en situaciones sociales. Como consecuencia de este miedo, se evitan las situaciones donde uno debe "actuar" y someterse al examen de los demás. A algunas personas el solo hecho de pensar en situaciones temidas puede provocarles una ansiedad seria e incluso ataques de pánico.

 

Las formas suaves de fobia social son muy comunes. El miedo a hablar en público, a veces conocido como "miedo al escenario" por los actores y músicos, probablemente es la fobia social más común. Otras formas comunes incluyen  el miedo a escribir el nombre de uno o firmar en presencia de otros, la dificultad para comer o beber en público y el temor a ruborizarse.

 

Trastorno obsesivo-compulsivo

 

Una obsesión es una idea, pensamiento, imagen o impulso persistente.

 

Una compulsión es una acción repetida de un modo ritual. La acción puede realizarse con el intento de provocar o evitar algún acontecimiento o situación que pasará en el futuro. Las compulsiones también pueden ser actividades normales, racionales, ejecutadas de un manera claramente excesiva. En general, las compulsiones se llevan a cabo en respuesta a una obsesión. Por ejemplo, una persona que teme la contaminación (la obsesión) podría entregarse a un lavado de manos ritual o excesivo. Las compulsiones más comunes son lavarse las manos, contar, verificar y tocar. Las obsesiones y compulsiones suaves son comunes y se consideran un problema solo cuando interfieren con las actividades normales, provocan angustia mental o emocional, o cuando una persona carece de control sobre ellas.

 

Fobia simple

 

Las fobias simples, también llamadas fobias específicas, pueden implicar objetos o situaciones tales como animales, insectos, volar, espacios cerrados, alturas, oscuridad, ascensores o puentes. Una fobia simple difiere de la agorafobia en que la ansiedad está centrada en un objeto o situación especifico externo y se halla presente sólo cuando se hace frente a ese objeto o situación. Las fobias simples son comunes y normalmente no generan problemas importantes en la vida, pues simplemente se evita el objeto o situación temidos. Una fobia simple se convierte en un problema sólo cuando el objeto o situación temidos no pueden ser evitados fácilmente o cuando resultan importantes para el trabajo o la vida personal de uno.

 

Trastorno de estrés postraumático

 

El trastorno de estrés postraumático, o TEPT, es el estrés  que resulta después de un acontecimiento traumático tal como una violación, agresión, desastre natural, cirugía mayor, servicio en combate durante tiempos de guerra y sufrir u observar un accidente grave. Una persona con TEPT puede experimentar imágenes recurrentes del acontecimiento traumático, sensaciones de que el acontecimiento traumático está sucediendo en el presente, sueños inquietantes y recurrentes sobre el trauma, o intensos malestares físicos cuando es expuesta a acontecimientos que simbolizan o presentan semejanza al acontecimiento traumático.

 

Una persona con TEPT puede evitar lugares o cosas asociadas con el trauma, o experimentar un aturdimiento general. Este aturdimiento puede ir desde evitar pensamientos o sensaciones asociados con el trauma, hasta una sensación general de separación o alejamiento de los demás. También deben de estar presentes por lo menos dos de los tipos siguientes de reacción corporal:

  • Dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido.
  • Irritabilidad o estallidos de ira.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Hipervigilancia.
  • Respuesta de alarma exagerada.
  • Una reacción física excesiva cuando se está expuesto a acontecimientos que simbolizan o se asemejan a un aspecto del acontecimiento traumático; por ejemplo, una persona que estaba en el asiento trasero cuando pasó un accidente automovilístico se vuelve muy ansiosa cada vez que un coche se acerca por atrás.

 

 


Terapia de pareja

       La terapia de pareja cognitivo conductual se ha centrado en el análisis detallado de los conflictos cotidianos que pueden llevar a la ruptura de la relación, se plantea cómo aparecen los problemas, y cómo se mantienen. Con el objetivo de conseguir intervenciones eficaces, se plantean las formas de superarlos centrándose en aumentar el intercambio de conductas positivas y en mejorar la comunicación y la resolución de problemas.

      La eficacia de la terapia de pareja cognitivo conductual basada está ampliamente demostrada.

      La consideración de la estructura de la pareja en sus dos vertientes básicas, como ente social y como relación diádica interpersonal, permite integrar, encuadrar y comprender los últimos avances y aportaciones en la terapia de pareja. Así se obtiene un marco en el que se encuadran los conflictos, las áreas en que se producen, sus formas y consecuencias. El mismo planteamiento proporciona una visión que ayuda a comprender las soluciones que la terapia de pareja cognitivo conductual ofrece, su eficacia y como las últimas aportaciones han ampliado el campo de acción terapéutico, actuando sobre aspectos de la estructura de la pareja que trascienden la mera acción sobre el conflicto.

La pareja, la terapia de pareja y lo social

       Vista desde la sociedad la pareja es una entidad basada en la relación entre dos personas. Como ente social la pareja se comporta como una unidad y es reconocido así por los que los rodean. Es dentro de la pareja como institución social donde se producen las relaciones diádicas entre sus miembros. Las leyes, los usos y las costumbres marcan y definen unas características básicas en la pareja, como el compromiso que une a sus miembros, y le asignan una función social, influyendo decisivamente en la forma y contenido de las relaciones entre sus componentes.

       Hasta hace poco la inmensa mayoría de las parejas estaban constituidas por un par de personas de distinto sexo que en función de distintas razones decidían compartir su cuerpo, apoyarse mutuamente en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la alegría y en la tristeza, hasta que la muerte los separase. La pareja era un matrimonio que tenía como objeto social la creación de la familia y plasmaba sus intenciones legalmente en un contrato matrimonial.

 

       Actualmente ninguna de las dos cosas es necesaria para que un entorno social considere que dos personas constituyen una pareja; muchas parejas no tienen intención de formar una familia y no plasman su relación por medio de un contrato explícito. El concepto de pareja se ha hecho más amplio.

       El papel de la pareja y la familia en la sociedad ha ido cambiando a lo largo de los tiempos y la terapia de pareja se ha amoldado a estos cambios. Así, en los últimos doscientos años, la familia ha pasado de unidad de producción a unidad de consumo. Cada miembro de la familia obtiene los ingresos de forma independiente y en la familia se comparten los bienes de consumo, comida, vivienda, etc. La existencia social de la pareja implica que en muchos aspectos mantiene una conducta común, única, y que existen una serie de bienes sobre los que mantiene una propiedad y un uso común. Ante la sociedad emplea el “nosotros” como responsable de la propiedad y de las acciones.

       

Actualmente se supone que el objetivo implícito con el que cada miembro se incorpora a la pareja es hacer la vida más feliz y plena al otro y recibir un trato análogo. Para ello intercambian conductas y comparten, desde un punto de vista social, una serie de bienes y actividades. Lo hacen de forma prioritaria, llegando esta prioridad a ser un compromiso de exclusividad.

        Existe un compromiso económico por el que se comparten diferentes bienes. Se suele tener una vivienda en común, aunque actualmente son frecuentes las parejas que tienen casas diferentes y alternan la vida en común durante periodos cortos, por ejemplo fines de semana o vacaciones, con la vida separados, cada uno en su piso. Llevan una relación de noviazgo eterno, en la que no existe el proyecto de profundizar y compartir nada más.

       El compromiso de compartir bienes económicos puede estar respaldado de forma legal o no; en las parejas de hecho, no existe compromiso legal de compartir bienes y generalmente ni siquiera se pacta explícitamente las reglas que se van a seguir.

 

        La paternidad /maternidad. Es uno de los motivos que llevan a constituir una pareja estable. Pero también esto está cambiando. La proporción de hijos nacidos de mujeres solteras es cada vez mayor llegando a ser mayoritario en países como Islandia, Suecia o Noruega.

        Existen otros elementos que se comparten de alguna forma como el prestigio social, los amigos, pero no se hace de forma exclusiva y la variación del grado de una pareja a otra es muy grande. Por ejemplo la exclusividad a la hora de compartir el tiempo de ocio ha cambiado notablemente; si bien no ha sido nunca determinante para el hombre, ahora cada vez es menor la exigencia y mayor la libertad de cada miembro de la pareja para tener sus momentos de ocio independientes. Hay que tenerlos en cuenta porque priorizar la seguridad económica en el caso de las mujeres o el prestigio social en el caso de los hombres puede dar lugar a distorsiones importantes y a conflictos a largo plazo.

        En cualquier caso es necesario establecer en la terapia de pareja una forma de compartir que tiene que funcionar, compaginando los intereses personales de cada miembro de la pareja.

        La estructura de la pareja, como entidad social y en sus relaciones diádicas, está determinada por la evolución y cambio de la sociedad y es diferente en cada contexto, religioso, económico o geográfico, pese al proceso de globalización en el que estamos inmersos. El conocimiento de la estructura de la pareja en cada situación social, permite a la terapia de pareja establecer áreas de actuación que van a aumentar su eficacia y ampliar su campo de acción. La consideración de los procesos sociales y diádicos sobre los que se construye una relación permite aclarar y enmarcar el proceso de avance que está siguiendo la terapia de pareja.

       El progreso de la terapia de pareja incluye el cambio de conductas relacionadas con las emociones y sentimientos, que hasta ahora no ocupaban un lugar principal entre los objetivos a conseguir en la terapia de pareja, para ello actualmente se proponen actuaciones directas sobre elementos básicos de la relación diádica como la intimidad y la validación o centrarse en conductas arraigadas y asociadas a fuertes emociones como son las conductas de apego. Actuar sobre el componente más cercano al amor y la pasión supone la consideración de la mejora del intercambio sexual, no como resolución de problemas patológicos, sino como mejora y potenciación del componente pasional de la relación, para no caer en la rutina y el aburrimiento y evitar que el enamoramiento y la pasión queden totalmente apagados con el tiempo.

       La importancia de potenciar el compromiso entre los miembros de la pareja se ve en los resultados de la terapia de pareja, porque los miembros de la pareja, cuando son conscientes de la importancia que tiene este compromiso para conseguir los propios objetivos de cada uno de los miembros de la pareja se esfuerzan de manera eficaz en resolver los conflictos, sin necesidad de intervenciones adicionales. Para incrementar el compromiso hay que tener en cuenta que el proceso está compuesto de decisiones de ir compartiendo bienes y conductas con el otro.

       También hay que tener en cuenta que el compromiso tiene mucho que ver con la presión social que exista sobre la continuidad de la pareja y que estamos en una época en la que se minimiza la importancia del compromiso y de los esfuerzos que el conlleva.

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